sábado, 9 de enero de 2010

Sobre amistades y pasteles...


Nunca me había dado cuenta de lo reconfortante que es una enorme rebanada de pastel ni de lo afortunada que soy al contar con las amigas que tengo.
Y es que hoy no me sentía nada bien. Lejos de Aguascalientes y en una ciudad fría en el clima y con su gente, que no es muy amigable (peor aún si vienes en plan de trabajo); mi humor estaba por los suelos, regresando de la comida que organizaron los compañeros que están en el curso y donde escuché una infinidad de chistes de carácter machista, sexista, homofóbicos, rascistas (y todo lo que implicará discriminar al que no es hombre y le gusten las mujeres) pues no me quedó más remedio que sentirme muy triste y soltar unas cuantas lágrimitas (la que escribe se hace la fuerte porque en realidad me solté chillando como una bebé) así que con el pretexto de ordenar un pastel que mi madre me encargó, fui a la pastelería y pues no resistí la tentación de sucumbir ante un delicioso y pecador niño envuelto.
Regresé al hotel a comerlo y oh, sorpresa que me encuentro a Dorix, Rocío y Andrea en el Skype, ¡¡¡ah, qué bellos fueron esos momentos de plática!!!, bueno, para ser más exacta de enorme chal y risas.
Por eso quiero a mis amigas un montón y por los descubrimientos que una hace estando con ellas aunque sea a una distancia de cientos de kilometros.

2 comentarios:

Dorix dijo...

La distancia no se mide en kilómetros, pequeña; ayer estuviste muy cerca. Envíote un abrazo virtual que ya se traducirá en uno de a devis cuando regreses.

Anónimo dijo...

yuju!!!!! esos momentos donde los amigos te salvan son invaluables!!!!

Extraño nuestros cafés en el rosinal, con pastel de cajeta. ¿Nos escapamos? ;)