domingo, 22 de marzo de 2009

Cancún

Algunos pueden decir que el mejor trabajo es el que te manda a Cancún por quince días con todos los gastos pagados, no creo que sea el mejor trabajo pero como donde manda capitán no gobierna marinero durante dos semanas cambié mi residencia a la Riviera Maya.
Todo mundo habla de lo azul de sus playas, de la arena blanquísima y de la lujosa zona hotelera. Pues sí, todo eso es cierto, el escenario que Cancún ha armado para mostrar al resto del mundo es bellísimo pero tras bambalinas solamente esconde una pobreza que ofende.
El chico que atiende la recepción del hotel donde estaba hospedada me comentó que las condiciones laborales de las personas que trabajan en la rama hotelera son terribles peor aún para los migrantes, me comentó el caso de su cuñada que es salvadoreña y que trabaja de garrotera en un hotel cinco estrellas donde descansa un día cada quince días por un salario de mil quinientos pesos mensuales (sí, el lector lo leyó bien, $ 1500 mensuales)
Mis actividades allá eran supervisar el levantamiento de una encuesta así que me la pasaba todo el día visitando las regiones (así le llaman allá a las colonias) donde las cuarterías (lo que aquí son vecindades) albergan en unas condiciones terribles a las personas que sirven a montar diariamente el escenario glamuroso para los turistas que dejan los euros y los dólares. ¿Dónde queda ese dinero? pues con los empresarios hoteleros norteamericanos y europeos que se llevan toda esa derrama económica a sus países.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué triste! Es lamentable que eso suceda y suceda y siga sucediendo en nuestro país.

Mis hermanas fueron hace poco a las pirámides de Teotihuacan y me contaron algo similar, encima, no permiten pasar a "cualquier" mexicano a lo alto de las pirámides...

Qué terrible! mexicanos matando mexicanos, mexicanos matando inmigrantes...

Dorix dijo...

Triste e indignante, pero que no ejecuten un mexicano en EU porque entonces estará en todos los discursos de los políticos (y nomás en los discursos, no en las acciones, no en las políticas públicas), las injusticias de acá las tapan las palmeras, el lujo y los informes macroeconómicos.