viernes, 23 de marzo de 2007

Ahora resulta...

El tema del aborto polariza todas las discusiones donde se toca el tema, y ya polarizo mi casa, donde a mi mamá no le importa que la oigan los vecinos cuando grita que prefería tener un animal por hija en vez de escucharme a mí defendiendo el aborto.
En lo personal lo defiendo y todos los argumentos son válidos cuando se trata de que una mujer decida sobre su cuerpo y sobre su vida.
Lo que no me parece es la respuesta de los grupos religiosos y de derecha (¿desde cuándo les importan las mujeres?), y pienso que Dios nada tiene que ver con el código penal, aquí se trata de defender un estado que es laico y que está preocupado por la salud de miles de mujeres (7 mil al año en el Distrito Federal, reconocidas) que se práctican un aborto.
Y ahora resulta que entre los alegatos en contra del aborto sale a relucir que soy intolerante, no, para nada, la intolerancia es pensar que la gente tiene que decidir sobre nuestros argumentos morales, eso sí es intolerancia...

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